LA GESTIÓN DEL RIESGO PÚBLICO, UNA LABOR DE TODOS*

La gestión del riesgo público es de vital importancia para toda organización, puesto que siempre vamos a estar expuestos a diferentes riesgos públicos y estos pueden poner en riesgo la vida y la integridad física de las personas y afectar los bienes, patrimonio e incluso la continuidad de los negocios.

En Colombia, a lo largo de los años se han presentado diferentes normativas que impactan en la identificación y gestión de riesgos a nivel empresarial, así, la Ley 9 de 1979 habla de que las empresas deben propiciar para sus trabajadores unas condiciones laborales adecuadas en cuanto a higiene y seguridad, a partir de ahí se habla de la importancia de generar un ambiente adecuado para ellos no sólo al interior de la organización sino a su alrededor, en el año 1989 surge la resolución 1016 que indica la necesidad de realizar los planes de emergencia que permitan atender los riesgos que se puedan visibilizar. A partir de allí surgen otras normas, como el código penal que establece, entre otras cosas que se debe prestar asistencia a una persona cuando en una situación de emergencia su vida peligra, en el año 2005 aparece la línea 123 para atender las emergencias, en 2011 se establece la política nacional de para la atención de desastres y el plan nacional de gestión del riesgo. Así estos elementos se han convertido en coadyuvantes para generar consciencia en las empresas para generar consciencia sobre la gestión de los riesgos. 

Ahora bien, frente al Riesgo público podemos definirlo como aquellos “aspectos, situaciones y/o actos que se viven en espacios públicos y que pueden poner en riesgo la vida, la integridad física y el patrimonio de las personas”. Este riesgo laboral está presente todos los días, pero muchas veces se deja de lado en las organizaciones y no se atiende adecuadamente, pero cuando se materializa los efectos pueden ser fatales. 

El riesgo público proviene de tres tipos de amenazas, la primera de ellas es por los desastres naturales, la segunda son de tipo antrópico o social, es decir, aquellos generados por el ser humano y la tercera son por los desastres tecnológicos, que se refieren a aquellos propios de las actividades de las empresas. Es importante mencionar que para que una amenaza se materialice se deben encontrar el motivo y la oportunidad, por ejemplo, en un entorno particular una persona tiene temor de transitar por un lugar que es considerado peligroso y la oportunidad se da cuando no tomamos medidas para prevenir esa ocurrencia. 

Las fuentes en que encontramos este riesgos son por ejemplo el saqueo, los delitos cibernéticos, el robo o atraco, el fleteo, el secuestro, la extorsión, los atentados, las asonadas, Accidentes de Tránsito, los derrumbes, los sismos, los incendios, entre otros. 

Frente a quienes se ven afectados por el riesgo público, encontramos que incluye a todo el entorno que está alrededor de la organización, no solo a los trabajadores, sino los bienes, la integridad moral y la libertad. En ese mismo sentido, debe involucrarse también a todos los trabajadores en la prevención e identificación de los factores de riesgo público y cómo actuar ante estas situaciones. Cuando somos consciente que nos cuidamos frente a estos aspectos, no solo nos beneficiamos nosotros mismo sino a nuestra familia y a los compañeros de trabajo y así vamos a poder continuar en la normalidad de las actividades y disminuyendo la probabilidad de que los daños se presenten e incluso sean más graves. 

Para trabajar este riesgo a nivel empresarial, seguimos la misma metodología que se emplea para la identificación y valoración de otros riesgos, siendo una de las más utilizadas en nuestro país la Norma Técnica Colombiana GTC 45, que nos brinda una forma ordenada para identificar y valorar cada riesgo, Así lo primero que debemos hacer es identificar por cada amenaza (natural, antrópica o tecnológica) qué riesgos están asociados, siguiendo la GTC 45 evaluamos qué tan probable o no es que se me presente una situación, luego mirar las consecuencias o impacto sobre las personas (leve, moderado o severo o crítico), a continuación observamos la probabilidad de que nos ocurra y finalmente evaluamos la vulnerabilidad, es decir, qué tan preparados estamos ante ese riesgo público y cual es el impacto sobre los trabajadores, las personas, los bienes y el entorno. 

A nivel empresarial podemos abordar este riesgo incluyéndolo en la Matriz de Identificación de Peligros y valoración de riesgos, no se deje dejar en ella un simple renglón, sino ser conscientes de la importancia de conocer los riesgos para poder dar una respuesta efectiva, pues siempre va a estar presente y puede además varias de un sector a otro de la ciudad o de un centro de trabajo a otro. No puede ser un análisis cualitativo, sino contar con cifras, buscar estas cifras en organizaciones como Policía Nacional, los mapas de riesgo para sismos, cercanía a estaciones de transporte, barrios con incidencia de delincuencia común, entre otros. 

En ese sentido, estos riesgos deben también servir de insumo para la adopción de los planes de emergencia de nuestra organización, recordemos que en los sistemas de Gestión no se trata de hacer documentación por cumplir con una normatividad legal, sino que los documentos que tenemos respondan también a la realidad de nuestra organización, así por ejemplo, si encontramos que por la ubicación de nuestra empresa, tenemos una incidencia de riesgo sísmico muy alta con importantes afectaciones tanto a los trabajadores como a los bienes muebles de la organización es importante considerar este riesgo en el plan de emergencias, indicando qué hacer de llegarse a materializar el riesgo y así mismo incluir las capacitaciones necesarias para que los trabajadores sepan qué hacer en caso de sismo, donde quedan las salidas de emergencia y demás. En ese mismo sentido, el plan de capacitación debe estar orientado a responder ante las necesidades identificadas para dar respuesta a los diferentes riesgos, por ejemplo, si en nuestra organización está ubicada en lugares donde cuando hay manifestaciones se ven afectados, es importante que nuestros trabajadores sepan qué hacer si hay una manifestación, y que en la organización tengamos protocolos para atender dichas situaciones. 

Ahora bien, hay ciertos proceso o cargos que en las organizaciones que presentan más riesgos públicos que otros, así, por ejemplo, son más propensos a los riesgos públicos aquellos cargos que implican manejo de dinero, transporte de mercancías, el cuerpo médico, los docentes, las fuerzas militares y policiales. Es decir, todos aquellos cargos que tienen relación directa con la atención a personas en diferentes modalidades, así mismo es importante considerar frente a la evaluación del riesgo público que los hurtos a establecimientos de comercio es una de las modalidades que es más representativa para las empresas. 

Hay diferentes recomendaciones que podemos poner en práctica para minimizar la incidencia de este riesgo, muchas de ellas vienen incluso de los abuelos, y son las referentes a mantener una actitud preventiva. No se trata de estar asustados, pero sí de ser conscientes de la presencia de los riesgos públicos, así mismo hacer reflexiones en los ambientes laborales sobre los diferentes riesgos y las prácticas que se pueden modificar para mantener las actitudes preventivas. También romper un poco las rutinas a nivel laboral, cambiando la ruta por la que se camina o de desplazamiento en organizaciones, estar atento en los recorridos sobre personas con actitudes sospechosas. A nivel organizacional, uno de los puntos donde las organizaciones son muy vulnerables es en la fuga de información, a esto se hace referencia a aquellas situaciones donde muy fácilmente se entrega información sobre los horarios de llegada de los niveles gerenciales o de los movimientos de dinero y cuanto dinero se maneja. 

En resumen, podemos decir que el riesgo público nos afecta a todos, es un tema que debemos verlo de esa forma para abordarlo de forma integral, es un tema que se debe trabajar desde la identificación de peligros y valoración de riesgos, el tercero es que debemos aprender a trabajar en equipo con los vecinos de la empresa o los grupos de interés de la organización para construir herramientas para atender los posibles riesgos asociados, por último, si el riesgo público lo gestionamos a lo largo de la cadena de suministro habría una mayor integración y éxito en los resultados y beneficios de los SG-SST. 

*Artículo construido con información de HSE Radio y el Protocolo para el Manejo de Riesgo Público del Ministerio del Interior.

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